sábado, 12 de junio de 2010

El talento y el fantasma de la inutilidad

Analisis del libro "La cultura del nuevo capitalismo", Richard Sennet 2006

En la revolución industrial, época en la que los campesinos abandonaron sus campos para emplearse en la fábrica, eran pocos los que podían optar por acceder a la educación. Con el paso del tiempo, la educación ha logrado ser accesible a la mayoría, dando lugar, en la Europa moderna, a infinidad de titulados sin acceso a un saturado mercado laboral.

Para el autor, existen tres fuerzas que convierten al fantasma de la inutilidad en una amenaza en la actualidad: la oferta global de fuerza de trabajo, la automatización y la gestión del envejecimiento.

Hoy en día, grandes empresas prefieren deslocalizar sus fabricas buscando abaratar costes, utilizando mano de obra cualificada, pero en lugares del mundo donde las condiciones laborales son más precarias, todo ello consecuencia de la globalización de la economía.

A su vez, otra de las fuerzas que intervienen en la inutilidad a juicio del autor sería la automatización de procesos. La sociedad siempre ha tenido presente el temor a la pérdida masiva de puestos de trabajos fruto del desarrollo de las maquinas, que con el paso del tiempo se ha ido demostrando, aunque no todo el empleo se ha visto mermado. En mi opinión, los avances tecnológicos han ayudado también a generar nuevos puestos de trabajo en sectores que hoy en día son punteros como el I+D+i.

Por último, otro de los detonantes de la inutilidad es el envejecimiento. Y cuando hablo de envejecimiento no me refiero a la tercera edad, no, el autor nos describe como muchas compañías desprecian el talento de un trabajador de cincuenta años, al que consideran complicado reciclar frente a la facilidad de sustitución por otro de corta edad con nuevas habilidades.

Esta situación genera un problema para la sociedad, que le cuesta encajar a trabajadores con alta cualificación y experiencia pero falto de habilidades para el desarrollo del trabajo.
Cuando a finales del siglo XX surgió esta situación, se fomentó el desarrollo de la jubilación y la distribución de la riqueza desde los mas jóvenes hacia los más mayores. Pero, actualmente, en una sociedad con tasas de nacimiento bajísimas y tasas de mortalidad rondando los 80 años, ¿qué economía es capaz de sostener el sistema?

Pero en qué modo afecta también el comportamiento de las empresas con sus empleados. En el libro se describe la actitud de los directivos de empresas de servicios de bajo coste, en la que la filosofía es hacer un trabajo mediocre, ya que es más rápido y funcional, con el detrimento para los trabajadores que se ven forzados a realizar sus tareas con la concepción inicial de que las harán mal.

Y claro esto saca a la luz un aspecto a tener en cuenta, ¿Cómo se puede llegar a ser valioso y útil a ojos de los demás? Actualmente, en las empresas flexibles y modernas, que tratan de adaptarse a los cambios, para destacar ya no sirven los logros obtenidos anteriormente, lo que el autor describe como meritocracia, ahora lo que verdaderamente buscan los departamentos de recursos humanos de las compañías es el talento.

Talento que es posible desarrollar y que el autor compara a la artesanía de la edad media, que la define como: hacer algo bien por el mero hecho de hacerlo bien. Pero claro, artesanía y organización flexible no es posible, ya que el perfeccionamiento de una tarea es algo que se consigue con el desarrollo de la actividad durante el tiempo, tiempo que no poseen las empresas.

Un ejemplo que describe el autor es el estudio de los trabajadores de una importante empresa de software, que explicaban cómo sus directivos les obligaban a presentar sus novedosos programas a penas sin probar y con infinidad de fallos. Con lo cual, el sentido original del trabajo que pudiera ser desarrollar un software cómodo y funcional, ósea, bien hecho, quedaba en nada.
Actualmente las compañías modernas, lo que buscan es potencial de cambio. Personas con la capacidad de adaptarse continuamente a los cambios, sin importar lo anteriormente realizado ni la perfección en sus tareas.

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